Talvés no todos saben que hasta 1582 en toda la Europa cristiana el año nuevo no iniciaba el 1 de enero, sino el 25 de marzo, día del Verbo Encarnado, es decir, el momento de la anunciación de la maternidad que el Arcángel dio a la Virgen. En Florencia, donde el culto a la Virgen era muy sentido, tal cambio, deseado por el Papa Gregorio XIII, no fue aceptado hasta 1750, año en el cual finalmente el granduca Francesco II de Lorena decidió adoptar el calendario gregoriano (Inglaterra lo aceptó hasta 1752).
El año nuevo florentino es todavía muy amado y festejado (aun se usa el dicho: “Por la Anunciación la golondrina ha llegado; y si no ha llegado, viene en camino o está enferma”) o para decirlo mejor, festejado doblemente, ya que el Comune de Florencia, lo ha agregado nuevamente desde el 2000 entre sus festividades y viene celebrado con la tradicional Fiera en Plaza “Santissima Annunziata” (donde se encuentra la basílica dedicada a la Virgen Santa y al famoso – según una leyenda – milagroso fresco de la Anunciación de Fra Bartolomeo) y el domingo pasado (osea el 29 de marzo) con un corteo histórico que se realizó por la tarde desde el Palagio de Parte Guelfa hasta la misma plaza.
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