Una ocasión rara, de esas que no se deben dejar escapar: si se encuentran en Toscana en este periodo, no dejen de visitar la Catedral de Siena. Obviamente las razones para visitar esta esplendida ciudad son múltiples y ahora se suma una verdaderamente especial: el pavimento de la Catedral de Santa Maria Assunta será liberado de las losas de masonite que lo esconden a los visitantes y lo protegen del pisoteo. Será así posible admirar una obra maestra del arte de la incrustación del mármol y del grafito a la que han contribuido en el curso de los siglos artistas, más o menos famosos y trabajadores expertos.
El pavimento está formado por 56 intarsias, que se iniciaron a colocar en el siglo XIV terminando en el XIX. Los cartones preparadores de las imágenes fueron obra de artistas seneses, con la única excepción de Pinturicchio, perugino. Treinta y cinco son obra de Domenico Beccafumi. Entre las intarsias deben citarse las diez dedicadas a las Sibilas (cinco por nave) cuyos nombres derivan de su orígen geográfica. También hay intarsias dedicadas a Hermes Trismegisto, a la Suerte, a los eventos del pueblo ebreo se dedicó una, la única hecha a modo de mosaico y por esto considerada la la más antigua (quedan algunos fragmentos originales del 1373 y conservados en el Museo de las Obras del Duomo), presente como restructuración de 1865, dedicada a la Loba sienés circundada de los símbolos de las ciudades aliadas. Es la lupa que amamanta los gemelos: Recuerdan que la loba es uno de los símbolos de Siena, porque la fundación de la ciudad se atribuye a Aschio y Senio, los dos hijos de Remo?
Este pavimento, “el más bello, grande y magnifico que jamás se haya realizado” como dijo en su tiempo el Vasari, este año regresa visible del 18 de agosto al 24 de septiembre del presente año.
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